jueves, 6 de octubre de 2011

OTOÑO ELECTORAL

OTOÑO, ELECTORAL

Dentro de mes y medio nos enfrentamos a unas nuevas elecciones generales, en las cuales, podremos cambiar la forma de hacer política.






Desde mi más humilde punto de vista, creo que todos los españoles, debemos, y tenemos, una responsabilidad para con nuestro pais.

España está sumida en una crisis a todos los niveles, y nosotros, los ciudadanos, debemos tomar el protagonismo y acudir a votar.


En este Otoño electoral, me estoy acordando de cuando fui por primera vez a depositar mi voto en una urna. Fue en el colegio "La Salle", para elegir delegado de curso.
Esta fue la primera vez que tuve contacto con la democracia, directa y participativa.

Con esas edades no se tiene verdadera conciencia de lo que te juegas y cómo te lo estás jugando, dado que no es lo mismo elegir a una persona responsable que al juerguista de turno.

En nuestra política nacional pasa más o menos lo mismo. No es lo mismo votar a unos que a otros. No es lo mismo votar al juerguista de la clase que al empollón.

A mi no me da lo mismo, votar al mentiroso o chistoso, que votar al responsable y callado.

Reduciendolo al máximo, en esta campaña electoral se nos presentan dos modelos de personas, uno carismático y comunicador, juerguista y tramposo, simpático y chistoso, frente a otro señor, aburrido y capaz, empollón y estudioso, sencillo y poco ocurrente.

Sin poner nombres a los candidatos, parece que podríamos encajar a uno y a otro perfectamente, en cada rol. El problema de esto, es que si votamos como niños, elegiremos, no el que más conviene, sino que el que más gracia nos hace. No el que mejor puede hacerlo, sino del que tenemos mejor imagen.

Es curioso, cuando uno observa el discurrir de las encuestas, que si a la gente se le pregunta, quién le cae bien de los dos, sale por abrumadora mayoría, el juerguista, mentiroso, comunicador y simpático.. Por el contrario, cuando se exige elegir en función de las siglas que representan, nos encontramos con que al que se considera aburrido, poco chistoso, empollón y poco comunicador, es el que saca más de 15`puntos de ventaja sobre el carismáticos, chistoso y mentiroso.

Este fenómeno es lo que podríamos llamar disonancia votativa, o lo que es lo mismo, la diferencia entre deber y gustar. Entre lo que debo elegir y lo que me gustaría elegir.

En la sociedad española, es muy palpable como se premia al listillo de turno y al trepa. Así como se denosta al empollón y poco carismático. Esto ocurre desde la época del colegio. La única diferencia, es que los que tenemos derecho al voto, se supone que tenemos el suficiente sentido común como para elegir en base a unos patrones de inteligencia y no en base a unos patrones sociales o de deseabilidad social.

Y todo ello me lleva a pensar, que ni el carismático ha perdido las elecciones, ni el aburrido  las ha ganado. Simplemente, estamos frente a dos modelos de campaña y dos tipos de persona absolutamente opuestas.

Quién ganará, dependerá de con qué vote la gente. Si los ciudadanos votamos como si estuviéramos todavía en el colegio, ganará el candidato carismático, chistoso y comunicador... Pero si votamos como si fuéramos personas de provecho e inteligentes, votaríamos al empollón y poco comunicador. Porque en definitiva lo que interesa no es "pasarlo bien" sino conseguir llegar a cuestionarme si quiero pasármelo bien.

Salu2

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