viernes, 9 de agosto de 2013

La injusticia de ser padre..

Hace poco más de un mes, llegó al mundo mi primera hija, Paula.

Se supone que cuando se confirma que tu mujer está embarazada ya te haces a la idea de que vas a ser padre pero a mí no me sucedió así.
 Quizás los varones al no tener al nuevo ser humano dentro de nosotros, no nos hacemos a la idea hasta que no le vemos o le tenemos entre nuestros brazos. (muy similar a lo que le ocurrió a uno de los apóstoles cuando tuvo que tocar las heridas de Jesús para creer que era Él el resucitado)

En mi caso, debo reconocer que esto sucedió así.
Bien, el motivo de que escriba sobre mi experiencia como padre radica en la injustica de serlo, y me explico. Esto no va de arrepentimientos ni de remordimientos. Esto va de un padre que se rebela contra lo que considera un injusticia; ser varón por el orden natural y social actual.

Además, ser madre no es fácil, y aunque el “orden natural” está con ellas, el orden social se lo está poniendo cada vez más difícil.
Primer argumento; el día del nacimiento de mi hija, tras no poco sufrimiento, se decidieron por realizar una cesárea. La niña no “quería” salir y quisieron sacarla. Finalmente subieron al quirófano y me quedé en la puerta esperando hecho un manojo de nervios. En un momento dado, escuché el llanto de un bebé (por otra parte inconfundible) y pensé que esa era mi hija.

Lloré de alegría, y a la vez de frustración, porque todo parecía que había ido bien, pero no podía verla ni tenerla.
Segundo argumento; cuando salió el matrón para decirme que todo había ido bien, me trajo en un cunita con ruedas a mi recién nacida. Era tan bonita.. pero ahí estaba, tumbada en su cuna y yo, viéndola de lejos.

Tercer argumento; al ser una cesárea me invitaron a realizar el “piel” con “piel” con mi hija, con el objetivo de sustituir a la madre y estimular a la pequeña a buscar su fuente de alimentación, el pezón. Ante esto, me puse muy contento y estaba deseando que me la pusieran.
Cuando llegaron a la habitación con mi pequeña Paula, me quité la camisa y le mostré mi pecho para que ella sintiera y se sintiera arropada como si fuera el calor materno. Si os digo la verdad, fue una experiencia indescriptible, mi pequeña hija, que tras unos minutos de desconcierto y búsqueda del “santo grial” (el pezón) lo acabó encontrando, me miró, y esbozó una mueca de frustración que jamás se me olvidará.

Como varón, no podía darle lo que necesitaba, y ella, así lo percibió.
Sí, es cierto que para mí la experiencia será imborrable, de hecho entre ella y yo surgió el amor, pero sí que os digo que no hay nada más frustrante como no poder dar lo que tu hija necesita.

Cuarto argumento; y una vez en casa, la tónica dominante es esa. Mi hija cuando necesita lo más importante no puede recurrir a mí (de momento) puesto que es la madre la que disfruta de ese privilegio, de ese gran don.

Sinceramente, podría seguir desgranando argumentos y razones por los que es injusto ser padre, o ser padre varón.. pero no quiero que penséis que estoy mal o frustrado.

Solo quería poner de manifiesto lo maravilloso que es ser madre y la suerte que tienen las mujeres por serlo.
Como quinto argumento y el más “prosaico” podría centrarme en la tristeza tan honda que me causó tener que volver al trabajo tan solo quince días después de su llegada o en los sentimientos de abandono o “mal padre” por dejar a mis dos mujeres solas en casa, sin ayuda.

Sé que la sociedad está montada alrededor de las madres y me parece bien, porque ellas hacen algo maravilloso que nosotros no podemos hacer. Pero tras vivir esta experiencia no puedo por más que pedir a nuestros gobernantes y futuros políticos que piensen en el bien de nuestros niños y niñas y que procuren darle a la madre  y al padre, lo que necesitan; más tiempo.
Más tiempo para estar con sus hijos (la OMS recomienda la lactancia materna completa, al menos, hasta los seis meses de edad) ya que la madres, por ejemplo,  hoy en día solo disponen de 16 semanas + 13 días de lactancia y si tienen suerte, más las vacaciones no disfrutadas.. pero eso, señores diputados y diputadas, no es suficiente.

No es suficiente, tampoco, la inversión que se realiza en la protección de la salud de los menores. No se puede permitir que ciertas vacunas no estén financiadas por la sanidad que pagamos todos, cuando se están financiando cosas que no son indispensables para la vida (y no quiero dar ejemplos).
Tampoco es suficiente que para los padres varones simplemente se provea de 15 días de permiso. Aunque nosotros no seamos “imprescindibles” biológicamente hablando para intervenir en el desarrollo y crecimiento de nuestros hijos e hijas, somos y así lo veo yo, injustamente tratados y minusvalorados. Creo que somos el soporte vital y emocional de estos primeros meses, de esos primeros días.

Si se quiere que los padres varones participen, por qué se les frustra de esta manera?. No tengo la respuesta, pero sí la solución; hagamos algo.
Mi primer granito de arena en defensa de la maternidad y la paternidad, va en este artículo alegato. Es injusto ser padre varón, porque si encima de que la naturaleza no nos ha dado el don de criar al menos nuestra sociedad humana podría potenciar y ayudar al reconocimiento de nuestro papel.

Sin embargo, la realidad, como hemos visto, es otra: la sociedad, mediante sus reglas y gobernantes, no han hecho más que frustrar el instinto de ser padre¡.

Si estás de acuerdo en solicitar que se amplíen las medidas de protección a la familia (ampliación del permiso de maternidad, de paternidad y otras medidas de protección), no dudes en compartir este artículo, porque aunque otros no hagan nada, nosotros sí podemos hacer algo.
Salu2 y buen verano¡

Jesús García Mingorance

2 comentarios:

  1. Amigo, te entiendo, al menos en tu país son 15 días, en México no aplica para ni uno solo.

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    1. Querido amigo.. no sé las razones que llevan a México para no considerar que un padre pueda o deba estar con sus hijos recién nacidos.. pero creo que deberían cambiarlo..

      Cuenta con mi apoyo para hacerlo.

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