Se supone que cuando se confirma que tu mujer está
embarazada ya te haces a la idea de que vas a ser padre pero a mí no me sucedió
así.
Quizás los varones al no tener al nuevo ser humano dentro de
nosotros, no nos hacemos a la idea hasta que no le vemos o le tenemos entre
nuestros brazos. (muy similar a lo que le ocurrió a uno de los apóstoles cuando
tuvo que tocar las heridas de Jesús para creer que era Él el resucitado)
En mi caso, debo reconocer que esto sucedió así.
Bien, el motivo de que escriba sobre mi experiencia como
padre radica en la injustica de serlo, y me explico. Esto no va de
arrepentimientos ni de remordimientos. Esto va de un padre que se rebela contra
lo que considera un injusticia; ser varón por el orden natural y social actual.
Además, ser madre no es fácil, y aunque el “orden natural”
está con ellas, el orden social se lo está poniendo cada vez más difícil.
Primer argumento;
el día del nacimiento de mi hija, tras no poco sufrimiento, se decidieron por
realizar una cesárea. La niña no “quería” salir y quisieron sacarla. Finalmente
subieron al quirófano y me quedé en la puerta esperando hecho un manojo de
nervios. En un momento dado, escuché el llanto de un bebé (por otra parte
inconfundible) y pensé que esa era mi hija.
Lloré de alegría, y a la vez de frustración, porque todo
parecía que había ido bien, pero no podía verla ni tenerla.
Segundo argumento;
cuando salió el matrón para decirme que todo había ido bien, me trajo en un
cunita con ruedas a mi recién nacida. Era tan bonita.. pero ahí estaba, tumbada
en su cuna y yo, viéndola de lejos.
Tercer argumento;
al ser una cesárea me invitaron a realizar el “piel” con “piel” con mi hija,
con el objetivo de sustituir a la madre y estimular a la pequeña a buscar su
fuente de alimentación, el pezón. Ante esto, me puse muy contento y estaba
deseando que me la pusieran.
Cuando llegaron a la habitación con mi pequeña Paula, me
quité la camisa y le mostré mi pecho para que ella sintiera y se sintiera
arropada como si fuera el calor materno. Si os digo la verdad, fue una
experiencia indescriptible, mi pequeña hija, que tras unos minutos de
desconcierto y búsqueda del “santo grial” (el pezón) lo acabó encontrando, me
miró, y esbozó una mueca de frustración que jamás se me olvidará.
Como varón, no podía darle lo que necesitaba, y ella, así lo
percibió.
Sí, es cierto que para mí la experiencia será imborrable, de
hecho entre ella y yo surgió el amor, pero sí que os digo que no hay nada más
frustrante como no poder dar lo que tu hija necesita.Cuarto argumento; y una vez en casa, la tónica dominante es esa. Mi hija cuando necesita lo más importante no puede recurrir a mí (de momento) puesto que es la madre la que disfruta de ese privilegio, de ese gran don.
Sinceramente, podría seguir desgranando argumentos y razones por los que es injusto ser padre, o ser padre varón.. pero no quiero que penséis que estoy mal o frustrado.
Solo quería poner de manifiesto lo maravilloso que es ser
madre y la suerte que tienen las mujeres por serlo.
Como quinto argumento
y el más “prosaico” podría centrarme en la tristeza tan honda que me causó
tener que volver al trabajo tan solo quince días después de su llegada o en los
sentimientos de abandono o “mal padre” por dejar a mis dos mujeres solas en
casa, sin ayuda.
Sé que la sociedad está montada alrededor de las madres y me
parece bien, porque ellas hacen algo maravilloso que nosotros no podemos hacer.
Pero tras vivir esta experiencia no puedo por más que pedir a nuestros
gobernantes y futuros políticos que piensen en el bien de nuestros niños y
niñas y que procuren darle a la madre y
al padre, lo que necesitan; más tiempo.
Más tiempo para estar con sus hijos (la OMS recomienda la
lactancia materna completa, al menos, hasta los seis meses de edad) ya que la
madres, por ejemplo, hoy en día solo
disponen de 16 semanas + 13 días de lactancia y si tienen suerte, más las
vacaciones no disfrutadas.. pero eso, señores diputados y diputadas, no es
suficiente.
No es suficiente, tampoco, la inversión que se realiza en la
protección de la salud de los menores. No se puede permitir que ciertas vacunas
no estén financiadas por la sanidad que pagamos todos, cuando se están
financiando cosas que no son indispensables para la vida (y no quiero dar
ejemplos).
Tampoco es suficiente que para los padres varones
simplemente se provea de 15 días de permiso. Aunque nosotros no seamos “imprescindibles”
biológicamente hablando para intervenir en el desarrollo y crecimiento de
nuestros hijos e hijas, somos y así lo veo yo, injustamente tratados y
minusvalorados. Creo que somos el soporte vital y emocional de estos primeros
meses, de esos primeros días.
Si se quiere que los padres varones participen, por qué se
les frustra de esta manera?. No tengo la respuesta, pero sí la solución;
hagamos algo.
Mi primer granito de arena en defensa de la maternidad y la
paternidad, va en este artículo alegato. Es injusto ser padre varón, porque si
encima de que la naturaleza no nos ha dado el don de criar al menos nuestra
sociedad humana podría potenciar y ayudar al reconocimiento de nuestro papel. Sin embargo, la realidad, como hemos visto, es otra: la sociedad, mediante sus reglas y gobernantes, no han hecho más que frustrar el instinto de ser padre¡.
Si estás de acuerdo en solicitar que se amplíen las medidas
de protección a la familia (ampliación del permiso de maternidad, de paternidad
y otras medidas de protección), no dudes en compartir este artículo, porque
aunque otros no hagan nada, nosotros sí podemos hacer algo.
Salu2 y buen verano¡Jesús García Mingorance