Este artículo tiene una clara intencionalidad: apoyar a la candidatura de Madrid 2020.
Hace unos años, tuve la suerte de vivir de una forma muy especial, aunque de forma tangencial, la candidatura de Madrid para los Juegos Olímpicos de 2012.
Por aquella época, estaba trabajando para el Ayuntamiento de Madrid en un área muy cercana a las personas que por aquel entonces coordinaban la candidatura.
No voy a aburrir con mis experiencias en aquellos
días, pero sí que os diré que yo percibí un convencimiento muy importante
acerca de las posibilidades de Madrid en aquella primera intentona.
Ahora, Madrid vuelve a lanzar la moneda al aire y esperemos que esta vez salga “cara”.
Y no digo “cara” con segundas, como podrán pensar
algunos, puesto que para mí la
organización de unas olimpiadas no dejan de ser una inversión rentable
tanto a corto como a medio y largo plazo (ahí tenemos el ejemplo de Barcelona
1.992).
Bajo mi punto de vista, lanzar esa moneda significa que
no existe una absoluta seguridad del por qué ganan unas y pierden otras.
Esto no es como un examen al uso. Aquí no hay aprobados ni notas, ni tampoco
segundas oportunidades. No hay una tabla de respuestas donde puedas ver en qué
te has equivocado o por qué fulanito de tal ha conseguido ser la elegida.
Este juego del olimpismo es cuanto menos oscuro.
Nadie sabe realmente cuáles son los parámetros que utilizan para tomar sus
decisiones y mucho menos nos atrevemos a pedir que las justifiquen (faltaría
más).
Por todo ello, presentarse
a este tipo de carreras no deja ser un ejercicio similar al de ·”echar una
moneda” en una máquina y “jugársela”,
puesto que puedes tener una candidatura
sobresaliente y no llevarte “el gato al agua”.
En esta
ocasión Madrid presenta otro proyecto, una vez más, de matrícula de honor.
En 2012, era un proyecto de categoría, con inversiones, espectacular,
alucinante, número uno, pero.. finalmente nos apearon.
Si soy muy muy sincero, espero que esas “gestiones” que se realizan con los miembros “cio”
hayan servido, en esta ocasión, para que la moneda pese más (ahora que nos
dedicaremos al juego..) y caiga del lado
de Madrid.
Porque Madrid se lo merece. España lo necesita. Y
los ciudadanos necesitamos creer.
Porque no nos engañemos; alguien desde fuera podría
darnos ese empujón de ilusión que tanta falta nos hace. Hoy más que nunca, la
candidatura olímpica es la candidatura de la ilusión, el punto de inflexión, la
salida del túnel, una nueva oportunidad para creer en nosotros mismos.
Después de
estos largos años de crisis política (corrupción), social y económica, Madrid,
y España, necesitan estos juegos para recuperar el optimismo.
Algunos dirán que es la mejor oportunidad para que
esos que se dedican “al rapiñeo”, vuelvan a “meter la mano en la caja” y
llevarse lo que no es suyo.. pero yo creo, que por encima de eso, está la
ilusión.
Madrid 2020,
la fuerza de la ilusión. Yo creo en los Reyes Magos, Papá Noel, y lo que
haga falta, porque una meta alcanzable, de altas cotas y de gran satisfacción, puede que nos haga felices a todos que
falta nos hace.
Por encima
del dinero, la ilusión. Por encima
de la ilusión, nada.
A ver si sale “cara”.
Un abrazo a tod@s y suerte.
Jesús García Mingorance