lunes, 28 de octubre de 2013

Carta abierta a mi hija Paula; “se lo debemos todo, descansen en paz”

Hola Paula, solo tienes 3 meses y esta es la segunda carta que te escribo. No sé si lo leerás algún día, pero como internet es así, estoy seguro de que ahí quedará para que la abras cuando quieras.

Hoy te escribo porque quiero que seas consciente de que vives en España y en esta sociedad porque muchas personas como Miguel Ángel Blanco dieron su vida sin pedir nada a cambio.
Sé que te sonará raro, porque ni yo mismo sé si cuando leas esto podrás entenderlo, pero me conformo con que dediques algún tiempo a reflexionar sobre lo que a continuación te escribo.
Tú sabes muy bien que Papá trabaja por y para las personas. Intenta mejorar sus vidas a través de su trabajo y procura hacer algo bien cada día. Es difícil, pero lo intento. Sabes por qué? Porque quiero que vivas en una sociedad mejor.
Te voy a hablar aunque te parezca aburrido, de la Responsabilidad Social Corporativa. Pues bien, según el Observatorio de la Responsabilidad Corporativa, “la RSC es la forma de conducir los negocios de las empresas  que se caracteriza por tener en cuenta los impactos que todos los aspectos de sus actividades generan sobre sus clientes, empleados, accionistas, comunidades locales, medioambiente y sobre la sociedad en general. Ello implica el cumplimiento obligatorio de la legislación nacional e internacional en el  ámbito social, laboral, medioambiental y de  Derechos Humanos, así como cualquier otra acción voluntaria que la empresa quiera emprender para mejorar la calidad de vida de sus empleados, las comunidades en las que opera y de la sociedad en su conjunto”.

Las organizaciones, con este tipo de políticas, se autoimponen su responsabilidad como agentes que influyen en la sociedad. Asumen su responsabilidad e implementan estrategias que van en la dirección de la mejora social y de su entorno más inmediato.
Este ejemplo de responsabilidad, deberías tomarlo como un ejemplo a seguir por todos y por todas. Desde el ciudadano más común hasta el político más relevante. Nadie debería obviar su responsabilidad social.

Es evidente que la sociedad de hoy (en la que tú tienes 3 meses) ha cambiado, no sé si tiene mucho o nada que ver con la sociedad del franquismo o de la etapa constituyente. En teoría somos los mismos, vivimos en el mismo lugar, hablamos las mismas lenguas, y luchamos cada día por nuestras familias.
Sin embargo, parece que tenemos tendencia a olvidar determinados daños “colaterales” que se han ido produciendo a lo largo de estos casi, 40 años de democracia, y a olvidarnos de cuál es nuestra responsabilidad. (Recuerda Paula que estamos en el año 2013)

Sorprende ver como la sociedad en su conjunto, representada por los partidos políticos, tiene la capacidad de olvidar, de desentenderse de algo que ha contribuido decisivamente a su propio bienestar.
 Es curioso observar como algunos ciudadanos de este país, pasan página sobre cuestiones que demandan responsabilidad social corporativa.

Me río, a veces, querida hija, de la palabrería que se utiliza en contra de las organizaciones, del “daño” que hacen a la sociedad, del “capitalismo” y sus males perniciosos, del gobierno del estado del bienestar, porque esas personas que dicen esas cosas, olvidan fácilmente lo difícil que ha sido llegar hasta aquí y la cantidad incalculable que les debemos a todos los que murieron por España, por su Sociedad y por nuestra Libertad.
Sencillamente hipócrita. Sencillamente terrible. Sencillamente deleznable.

A lo largo de estos casi 40 años de democracia, hemos tenido la oportunidad de cambiar las reglas del juego. La sociedad lo pedía, no por un arrebato de venganza, sino por un deseo de justicia.
No olvides querida hija que aquellos que delinquen son elementos que actúan en contra de la sociedad, y es la sociedad la que debe juzgar con qué pena queda satisfecho su delito. Este principio de Justicia, no se ha respetado de forma sistemática, por miedo?, por hipocresía? , no lo sé, Paula. Simplemente, te puedo decir, que el pueblo habló en muchas ocasiones y los gobiernos miraron hacia otro lado.

40 años son muchos años para cambiar las cosas, es cierto cariño. Como ciudadano me hubiera gustado que me preguntaran, en honor a mi responsabilidad social, qué quería hacer con las penas de los delincuentes, de aquellos que olvidaron un día que eran corresponsables de esta sociedad.
Ahora Paula, tod@s se indignan. Se muestran solidarios y responsables, pero por acción o por omisión han dejado (hemos dejado) que Inés del Río, asesina, salga a la calle, que los violadores de Sandra Palo, salgan a la calle, que el violador más reincidente de la ciudad condal salga a la calle, y que tantos y tantos otros individuos que han cometido actos en contra de nuestra sociedad salgan a la calle.

Paula, “Podrá ser legal, pero no es justo.”
Qué sociedad, con qué reglas del juego, te voy a dejar? Cómo voy a explicarte que personas que fueron condenadas a cientos de años de prisión están en la calle? Qué ejemplo puedes seguir si desde las propias instituciones, con las actitudes y posicionamientos que toman, incitan al incumplimiento de las reglas?

Qué valores puedo enseñarte si desde las instituciones educativas no te exigen respeto y sacrificio? De qué modo podré decirte que España es un país seguro cuando violadores y asesinos salen a la calle con la impunidad y el horror de saber que lo volverán a hacer?
Con qué gesto te digo que los políticos, y ciudadanos, durante más de 40 años “lo dejaron” pasar, y la sangre derramada no sirvió de nada? Cómo podré pedirte que te preocupes de tu entorno, que seas responsable corporativamente hablando, si ni siquiera respetamos a aquellos que dieron la vida por nosotros?

Cómo puedo pedirte que ayudes a tu vecino, si nadie se mueve por cambiar las cosas que vivimos? De qué modo puedo explicarte que tu futuro está en tus manos, si cada vez que alguien promete y no cumple, ni siquiera se sanciona? Cómo puedo decirte que vivimos en un país justo cuando hay niños y niñas que solo pueden hacer una comida diaria, ésta la hacen en sus coles?
 En qué sociedad vivimos que permite recortes a la dependencia, a las vacunas de los lactantes, al pago de medicamentos, a cuestiones tan primitivas que no sabría ni cómo explicar?

Cómo puedo explicarte que nuestros políticos no son corruptos si no hay día que no nos levantemos con un escándalo más, otro más de esto, otro más de aquello? De qué forma te diré que respetes las reglas, si cuando viene el albañil a nuestra casa me espeta aquello de, con “iva” o sin “iva”?
En qué clase de sociedad vivimos que permite excarcelar a terroristas, asesinos múltiples, violadores, asaltantes y ladrones reincidentes? Cómo podemos estar tranquilos ante tal desorden?

Sencillamente no tengo respuestas. Yo también formo parte de esta sociedad, y quizás he contribuido a crearla, pero sé que puedo hacer algo. Desde mi pequeña responsabilidad social corporativa, desde mi pequeño entorno social, puedo hacer algo.
A ti hija mía sólo quiero que veas mi camino. Lleno de dificultades, de injusticias y pesares, pero también lleno de valores.

Valores como la libertad, la igualdad, y la solidaridad. Practicados día a día. Defendiendo aquello en lo que creo. Dando ejemplo, no aceptando injusticias ni delitos.
Paula, hija, si algún día lees esto, puede que no haya conseguido nada, pero hoy, me propongo, firmemente, seguir luchando por aquello en lo que creo. Sin miedo a nada, con la cabeza muy alta, con el corazón, con el alma y con la vida.

Lo hago por todos aquellos que dieron su vida por España, por la libertad y por la democracia. Lo hago porque creo en una sociedad justa, donde el pueblo tenga la palabra.
Lo hago por ti, mi vida. Porque quiero que seas feliz. Porque quiero que seas buena persona.

No todo es dinero, poder o triunfo. Hay mucho más.
Tal y como dijo Javier Fernández Aguado hace unos días frente a un auditórium repleto:

“No todo lo legal es lícito, ni todo lo lícito es legal.”
Por ellos Paula, para que no los olvides, para que estén siempre en tu memoria. Por las víctimas de asesinos, violadores y terroristas. Que dieron su vida por una sociedad más justa.

Obremos en consecuencia.

Un beso.
Jesús García Mingorance
28 de Octubre de 2013.

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