lunes, 22 de junio de 2015

The Walking Dead

Lunes, 22 de Junio de 2015. Desde que comenzó el mes de Mayo tenemos el Verano aquí. En la televisión dicen que será igual que todos los años, ni frio ni calor, pero mucho me temo que las noches cálidas tropicales van a estar a la orden del día. Lástima no haber instalado el aire acondicionado para toda la casa.

Después de una temporada sin escribir, me dejo caer para comentar, en la medida de mis posibilidades, los acontecimientos de orden político que han tenido lugar en las última fechas.

Es curioso que al repasar mi propia trayectoria se observar un viraje emocional de activa militancia, con un paso por el ostracismo pasivo para después, retomar, la activa militancia sin norte al que dirigirse.

Y eso en tan solo 3 años. Lo rápido que avanza el mundo y lo lentos que a veces somos los humanos. Vaya paradoja.

En mi agenda de contenidos tenía apuntadas las siguientes cuestiones:
·         Federalismo Centrífugo
·         Democracia interna en los partidos políticos
·         El pasado hace a la persona
·         Acción – Reacción (principio de la física política)
·         Sociedad inteligente, partidos deficientes
·         Compensación y beneficios: justa y equitativa

No sé si por ese orden o en inverso, procuraré explicar el contenido de cada una de ellas. Ahora me centraré, en este post, en el Federalismo Centrífugo.

Empezaré por lo más fácil (SIC): Federalismo Centrífugo.

Nunca imaginé que pudiera decir esto; España será, en un futuro no muy lejano, un ente nacional federal monárquico. (si nadie lo remedia, claro)

Y esto que suena a imposible, es resultado de la física política. A mayor concentración y globalización, mayor disgregación de los entes intermedios. España no deja de ser un “ente” territorial intermedio entre las supraestructuras europeas (y mundiales) y las microestructuras o regiones como lo son las Comunidades Autónomas y los Municipios (elemento más básico y más cercano de lo que es una organización institucional).

Digo que tiene que ver con la física política, puesto que el principio de Acción-Reacción es el que subyace en todo esto.

Además, en el panorama histórico nos encontramos con diversas justificaciones que me hacen pensar en el concepto del Federalismo Centrífugo.

Federalismo centrífugo es aquel que define la formación de una Estado Federal a partir de un Estado Unitario. 

En España, con Franco, partíamos de un estado Unitario. Poco o nada descentralizado. Con la llegada de la libertad y la Constitución de 1978, se pasa de un Estado Unitario a un Estado Regional (que es, según algunos autores, un estado intermedio entre el Federal y el Unitario).

Pues bien, como “medias tintas” no son buenas, era de esperar que finalmente España sucumbiera (por debilidad o por dejadez) ante las presiones centrífugas de los nacionalismos. Hoy, observamos con estupor como los nacionalistas campan a sus anchas y los estatutos de autonomía de aquellas que dicen ser “España” introducen “derechos fundamentales” como elementos del discurso programático de sus respectivas normas constitutivas. (No, no piense el lector que son las de “siempre”.. que va, en este grupo encontramos autonomías que en principio no son sospechosas de querer romper el Estado Español (Modificaciones de Estatutos aprobadas a partir de 2.006))

Por tanto, quien más quien menos hace esfuerzos por reforzar su identidad frente a la identidad del estado y esto surge como reacción a la supraconcentración y por ende, pérdida de identidad del Estado a consecuencia de la globalización (llámese integración europea).

Muchas personas podrían criticar esta reflexión y seguro que con acierto. No soy, quizás, el más indicado para hablar de estas cuestiones pero en mi humilde sentir (y pensar) creo que lo que le pasa a España, ya no tiene solución.

Y aunque piense que en un mundo global las identidades localistas no tienen ningún sentido, sí pienso que es razonable que tras una acción unificadora, venga una acción centrifugadora o desvertebradora. (Es lo que se denomina, equilibrio natural)

Con las condiciones actuales, en el planeta en el que vivimos y con los antecedentes que tenemos, natural como subir es bajar.

En resumen, pienso que lo que sucede en España no es sino una reacción frente a la unificación (y pérdida de identidad) generando un proceso centrífugo en el que el menor de los males sería un estado federal monárquico constitucional.

No sé si arriesgarme a decirlo, pero podríamos estar ante una versión de los estados federales centrífugos (formados a partir de la disgregación o cesión de soberanía a las distintas regiones que finalmente conforman estados unitarios que se asocian con otros pero no desde un punto de vista internacional sino en clave de pactos y tratados de orden nacional que elevan el concepto soberanía y lo dividen por el número de entes territoriales que los configuran) pero con la particularidad de ser una monarquía constitucional.

Y esto, ¿es bueno o malo?

Ni la menor idea. Solo sé que esperar a que todo pase, lo único que traerá es que pase. Pensar que por estar en un ente territorial supranacional (unión europea) este tipo de cambios no se pueden dar, creo que quien lo afirma no conoce suficientemente el equilibrio y la política europea.

En mi opinión, aunque de forma equivocada, en España muchos están planteando salidas a este fenómeno, pero pocos saben articularlas y presentarlas ante la ciudadanía. No sé si por miedo o por desconocimiento no hay ni un solo grupo político que hable alto y claro de su modelo de estado.

De hecho, como he comentado en otros post, el nacimiento de Vox como alternativa en la derecha (ahora empieza su momento) es porque hace honor a ese principio de física política: acción – reacción. Vox encarna la antítesis al proceso de disgregación que es la vuelta al estado unitario. ¿Pero esto es posible en la época contemporánea?

Es difícil de decir, y ahora tendría que enlazar con uno de mis artículos más leídos “Gigantes con pies de barro”, porque este partido podrá hacer valer una posición de reacción frente a la disgregación si en su forma de hacer política (y de comunicarla) se mueve como el ciudadano de hoy: en redes y contando con la ciudadanía.

Si adquieren una estructura de partido político con vocación de estabilidad, en la que se estrechen los lazos con el ciudadano, mediante políticas de comunicación en redes, donde explicitar sus pensamientos, puede que realmente lleguen a representar una reacción frente a la acción centrífuga de los nacionalismos periféricos.

Ahora bien, ¿esto por sí mismo será capaz de parar el federalismo centrífugo?. Yo no lo sé. Dependerá, básicamente, del propio Vox y sobre todo de la claridad con la que se maneje el Partido Popular (que actualmente, parece, encarna la idea de unidad sin cambiar el marco en el que nos movemos).

En el país de los ciegos…

Hay que tener en cuenta que los partidos políticos, tal y como explicaba en “Gigantes con pies de barro”, no acaban de entender lo que les está pasando. Piensan que la antigua política les bastará para predominar, pero se olvidan que lo que está ocurriendo no es solo un fenómeno de izquierdas o de derechas, es un fenómeno social, motivado por el cambio tecnológico, inspirado en un profundo descontento y en la extensión de conceptos digitales como: la inmediatez y el prosumidor.

Si no se tiene en cuenta al ciudadano, si no se le sitúa en el centro, participando y siendo partícipe de las decisiones, puede que el “centrifugado” del estado actual de las cosas sea todavía más rápido de lo que algunos pronosticaron.

Hoy, hay mucho miedo a lo que pueda pasar, pero lo gracioso del asunto es que las redes y la sociedad conectada harán que esos estados de ánimo pasen y volvamos a percibir una necesidad imperiosa de conectar y prosumir (ver definición de prosumidor).

Todavía hoy, hay políticos que me preguntan: ¿qué es un Prosumidor?.

Por eso, en el país de los ciegos, el tuerto es el rey. Y vaya con todo el respeto y admiración para los ciegos y los tuertos.

Conclusiones

En fin, el estado de las cosas al que nos enfrentamos en próximas fechas puede dar con la configuración acelerada de un estado federal centrifugado. Pero eso, a día de hoy (en mi opinión) sería la salida menos mala, porque en función del poder y legitimidad del gobierno de España (el que salga de las elecciones de noviembre) podemos encontrarnos frente a la ruptura total del Estado, tal y 
como lo conocemos, con las consecuencias, por otro lado imprevisibles, que podrían derivarse.

No veo un escenario fácil. Tampoco previsible. Solo veo dos cosas claras:
·         Energía latente en la sociedad en base a; conectividad, inmediatez y prosumidor.
·         Energía centrífuga explícita en el estado de las autonomías que nos empuja hacia un federalismo como mal menor.


Veremos. 

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