Hola. Buenos dias a todos y todas.
Hoy, viernes 10 de Noviembre de
2017, me decidido a retomar mi actividad "epistolar".
Sé que no es conveniente
realizar y propagar entradas largas y personales, puesto que esa forma de
comunicar te aleja de tus potenciales lectores, pero aún así pienso hacerlo,
puesto que para mi, este Blog es un lugar donde volcar aprendizajes, dudas,
miedos, éxitos, ambiciones, y un largo etcétera de vivencias en primera
persona.
Ahora quiero compartir con
vosotros mi visión del cambio. Un cambio que estoy sufriendo en primera
persona.
La verdad es que el cambio es
un argumento reiterado en los discursos de nuestros mayores: políticos,
empresarios, jefes, consultores, ..., y también un elemento de negocio para
muchas empresas.
Todo el mundo, incluido yo, hemos hablado o escrito alguna vez
sobre el cambio. Como gestionarlo, de qué manera llevarlo a cabo, etcétera. Las
barreras, los drivers, los obstáculos, las debilidades, las oportunidades, y un
sin fin de adjetivos, verbos y sustantivos que atronan nuestros oídos y
nuestras mentes.
Para mí, el cambio, no es ni
más ni menos que salir de un punto 0 y llegar a un punto 1. Es el camino que
recorro. Un camino lleno de sensaciones, emociones, pensamientos, acciones y
circunstancias que marcan el devenir, el éxito o el fracaso de ese tránsito que
he decidido afrontar.
Y a veces se decide afrontar y
en otras ocasiones no te queda más remedio que acometerlo. En ciertos momentos
creo que cometemos el error de considerar que dicho cambio lo manejamos
nosotros o es por nosotros por lo que no se da.
Ni somos el centro del universo
ni tampoco manejamos a nuestro antojo todos los factores externos. Creo, en
cambio, que sí somos conscientes de la existencia de ese cambio. Nos llegan
señales y percibimos esa necesidad o esa realidad.
En este sentido, cabe encontrar
personas que reciben esos "input" de cambio pero que no los procesan.
Y esto, en mi opinión, es debido a que nuestras estructuras cognitivas que
rigen la percepción desechan la información por tantos motivos como personas
hay en el mundo.
Sin embargo, hay otras que
viven el cambio desde el principio. Percibiendo los "input" y gestionándolos
internamente, acoplándolos a su estructura cognitiva, procesándolos y
asimilándolos.
En un entorno de consultoría
estaríamos hablando de personas resistentes al cambio (las primeras
mencionadas) y de personas promotoras del cambio (las que he descrito en
segundo lugar).
Desde mi punto de vista, las
cosas no son ni blanco ni negro y, es más, considero que en unas circunstancias
muy concretas una persona que tenemos catalogada como "resistente"
puede convertirse en "motor" y viceversa. No quiero decir que seamos
volubles, sino que, en ciertos momentos y lugares, es posible que los factores
que pesan más en nuestro procesamiento interno de la información sean aquellos
que nos decanten en uno u otro sentido.
Por tanto, pienso que las
personas pasamos épocas y momentos en los que somos eminentemente resistentes o
viceversa y que eso no debe convertirse en una etiqueta para
"siempre" de lo que "soy", puesto que no nacemos siendo
resistentes o motores, sino que nos hacemos y construimos en función de
nuestras circunstancias y las del entorno.
Y mi caso es paradigmático
puesto que me dedico a la consultoría y me "harto" de hablar de
cambio y de sus consecuencias beneficiosas y sin embargo puedo decir que en mi
corta vida profesional (aunque bastante fructífera) me he encontrado en
situaciones que me han hecho cambiar y graduar mi intensidad de "promoción"
del cambio.
Y esa graduación de intensidad
hace que me cuestione si una persona puede ser catalogada como
"resistente" o "motor" de forma permanente. Pienso que
ninguno de nosotros, ni yo mismo, podemos etiquetarnos de forma permanente en
una de las dos categorías mencionadas. Pienso que en determinadas
circunstancias somos "resistentes" a cambiar y en otras nos
convertimos en "motores" pero en mi opinión no hay nada en ello que
justifique un determinado rasgo de personalidad consistente y duradero en el
tiempo.
Sé que lo que estoy
compartiendo no es algo fácil de comprender.
En fín y por último me gustaría compartir que en mi opinión el
cambio y los actores que participan en él son variables en el tiempo y por
tanto me resulta muy difícil creer en el valor predictivo de ciertas
herramientas y aseveraciones de consultores y consultoras que afirman ser
capaces de modular el cambio y predecir su éxito en función de los rasgos de
sus intervinientes.
Creo que no existe un modelo
predictivo real sobre este asunto. Solo hay, en mi opinión, una oportunidad de
conocer mejor las circunstancias mediante un estudio profundo que nos aporte la
luz de las barreras y drivers que facilitarán o mejorarán el tránsito hacia lo
desconocido.
Y para cerrar. Lo desconocido
no siempre nos hace crecer, por tanto, el cambio no siempre es bueno.
El miedo, a veces, es, como
en la naturaleza, un elemento que nos activa y nos prepara para afrontar un
desafío. ¿Por qué desactivarlo?
Más miedo me dan aquellos
que no tienen miedo que los que lo tienen.
Jesús.